¡Vaya! ¡ya se viene el verano!. Eso solo significa una cosa para los que estudiamos, vacaciones. Avecinamos los días de relax para descansar de la rutina de ir todos lo días al colegio. Sin embargo, cuando estuve en tercero primaria tuve una experiencia algo divertida con un toque de trauma... el Splash Day se aproximaba...
Cuando lo anuncio la maestra era algo nuevo para mí, nunca había estado en algo así. Realmente no me preocupaba a esa edad llevar calzoneta (media vez no sea rosada), aunque mis recuerdos ya son algo borrosos, si sé que en esa oportunidad done para la ocasión mi piscina. Quizás no fui yo, quizás mi mamá en su gusto por ayudar, porque no hubiera querido que miles de niños "shucos" tocaran mi piscina que no usaba nunca.
Por ello, ese día fue dramático. Nunca pobre el agua. Por la razón que no quería que rompieran mi piscina, tan solo veía como los animalitos comenzaban a desaparecer en medio de las piernas de un montón de niños. Gracias a Dios había sombra, porque no pase de estar parado todo el tiempo viendo como se divertían en la piscinas ajenas y sobretodo en la mía. Pero algo me distrajo, quizá mi muñeco para el agua que cambiaba de color fue lo que me llamo la atención, fueron unos tres minutos. Cuando regrese la mirada ya no reconocí mi piscina; literalmente. Había perdido cual era en medio de tanta muchedumbre, agua y otras piscinas iguales. Luego de una vuela a la manzana del patio, que por cierto, es el primero que se encuentra al entrar por la entrada del "gallinero", decidí lanzarme al agua y disfrutar de una mañana sin clases.
Ya no volví a ver mi piscina nunca más.
Te acordas de tu splash Day!!??
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